miércoles, 8 de junio de 2011

Algo incomprensible

A todos nos gusta mucho que cuando estamos en casa se ponga a diluviar. ¿Quién no se acerca a la ventana para ver como cae la lluvia y quién no hace un comentario?. ¿ A quién no le encanta ser el primero que se percata de la tormenta y dar la noticia a los demás?.

Si,  a todos nos encanta dar primicias.

¿Pero, por qué?. A mi, personalmente, cuando una persona me cuenta una novedad de estas, no sube en mi estima. No tengo demasiado en cuenta quien fue el que me lo contó. Así pues, sé a ciencia cierta que si yo hago saber una novedad a alguien, ese alguien se puede quedar con el mensaje pero no con el emisor del mensaje.  Nadie piensa: "¡¡Si no fuera por él nunca hubiera visto tan magnífico aguacero!!. ¡¡Qué gran observador!!"
Aun así, me sigue gustando decir "¡¡ Cómo está lloviendo!!", antes que nadie.

Pero se me está yendo la pelota.

Lo que os queria contar que me parece incomprensible es que, aunque sea totalmente normal que nos guste ver llover cuando estamos resguardados y seguros, lo que no es tan lógico es que eso mismo nos suceda cuando estamos conduciendo. ¿No sentís una especie de mórbido placer en que nos caiga encima del coche todo el agua del mundo?. ¿No os lleváis una decepción cuando deja de llover tanto, o cuando la nieve no cae tan espesa como unos minutos atrás?.
Es cierto que cuando las condiciones meteorológicas se ponen demasiado extremas esa oculta dicha desaparece rápidamente para dar paso a una cierta sensación de angustia. Pero si la carretera está medianamente transitable...
La pregunta que me hago es; ¿Por qué?. ¿Porque nos gusta que nos lo pongan un poco difícil, o porque nos gusta contarlo luego?. Yo creo que es una mezcla de las dos cosas. Porque a todos nos gusta ver romper una buena marejada contra los rompeolas y a todos nos gusta narrar como sonaba el granizo de 30 cm de diámetro en nuestro parabrisas.

Ah, y otra cosa rara. Cuando vais circulando con el coche.¿No esperáis ávidamente que alguien lo haga mal y os moleste, para darle un sonoro pitido y mentar a su puta madre unas  cuantas veces?. Incluso cuando veis que el del carril de al lado se empieza a meter inadecuadamente en el nuestro. ¿No esperáis hasta casi el último momento para pitarle con entera satisfacción y fingida indignación?. Y a veces. ¿No deseáis secretamente que el que está delante de nosotros, no sé percate de que el semáforo está en verde para soltarle un latigazo de nuestras luces largas?.

Ahhhh, que pequeñas y oscuras satisfacciones nos da el conducir.